
Existen mil maneras de hacer política, pero hoy nos interesa aquella que no sale en los titulares. La que se construye desde lo cotidiano, desde el barrio, desde el vínculo con las personas. Es una política invisible para los grandes medios, pero imprescindible para transformar la ciudad desde abajo.
Este artículo recoge las voces de varias personas activistas de Barcelona en Comú que, desde realidades muy distintas, comparten una causa: la voluntad de cambiar la vida en la ciudad.
El primer contacto
Para Jordi, activista de Sant Martí, el movimiento del 15M le abrió los ojos: “Nunca había pensado en política”, reconoce. Aquel momento le llevó a implicarse en espacios como Procés Constituent y, más adelante, a sumarse con convicción al nacimiento de Guanyem, semilla de Barcelona en Comú: “Creíamos firmemente que podíamos organizarnos desde la base para unir intereses comunes e intentar ganar la ciudad. Nos lo creíamos y lo llevábamos a la práctica”.
Laura, del distrito de Les Corts, ya participaba en Joves d’Esquerra Verda, las juventudes de Iniciativa per Catalunya: “Trabajaba 60 horas semanales, pero cuando tenía tiempo para mí, empecé a informarme. Pensé que tenía que existir un futuro mejor que la precariedad constante”. Cuando se conformó Guanyem, lo tuvo claro: “Vi que era un espacio aglutinador, con capacidad de generar cambios. Y cuando ganamos… fue un momento histórico”.
Otras personas, como Víctor de Gràcia, se acercaron con más cautela. Con experiencia en los movimientos estudiantiles y participante en el 15M, celebró la victoria de Guanyem con entusiasmo, pero también con cierto recelo: “Existía el riesgo de que todo se quedara en palabras”. Fue hacia 2019 cuando decidió dar el salto al activismo en BComú con la campaña del puerta a puerta: “Me animó mucho porque implicaba escuchar a la gente, ir casa por casa para recoger las demandas principales de las vecinas. Desde entonces me vinculé con la asamblea de mi territorio, y más tarde con los ejes de feminismos y LGBTI”.
Eva, consejera de Sarrià-Sant Gervasi, simpatizaba desde hacía tiempo con los valores de Barcelona en Comú y llevaba años participando activamente en varios movimientos de su barrio. Pero nos cuenta que no se atrevió a dar el paso hasta que le propusieron ser consejera de distrito: “Me hizo mucha ilusión que pensaran en mí, aunque en un primer momento me impresionó un poco. Llevaba 20 años en el otro lado, y entrar en política e instituciones imponía. Pero lo pensé, y acepté con ganas”.
Y para otras personas, como Anabel, el vínculo comenzó desde fuera. Hacía un tiempo que había dejado la militancia de lado y se había mudado al extranjero, desde donde oía hablar de la actividad de la alcaldía de los Comunes. Recién llegada a Barcelona, a finales de 2022, se topó con una parada de BComú al lado de su casa, en Gràcia. “Simpatizaba con el proyecto y con Ada Colau. Cuando vi que podía participar activamente, no lo dudé”.
Finalmente, hay quien ha tardado más en poder dar el paso, pero siempre ha llevado el proyecto en el corazón. Martín, nacido en Uruguay y vecino del Guinardó, siguió de cerca a Barcelona en Comú desde el principio, aunque no pudo implicarse por motivos laborales y académicos. “Tener tiempo para participar y darlo en beneficio de la sociedad es un privilegio”, afirma. “Como decía Mujica, es una forma de vivir con causa”. Hace solo cuatro meses que es oficialmente activista en Barcelona en Comú, pero afirma sentirse “muy contento con la gente, las actividades, la asamblea, la forma de participar… Me emociona poder aportar mi granito de arena para mejorar la vida de los barceloneses”.
¿Qué significa ser activista?
La posibilidad de cambiar la vida de las personas es lo que mueve a muchas de estas personas a participar. Tanto Laura como Anabel coinciden en que ser activista es “poder transformar las acciones del gobierno y la vida de los ciudadanos”. Martín y Víctor también comparten esta visión. Este último añade: “Tenemos vocación política y un objetivo, que es gobernar la ciudad y hacer políticas para todos”.
Otras personas insisten en la importancia de los valores que representa Barcelona en Comú. Para Martín, ser activista implica “poder llevar adelante mis ideas, ideología y pensamiento”. Eva defiende firmemente “la redistribución de la riqueza, la igualdad, el feminismo, el ecologismo, el pacifismo… Toda una serie de valores que están flotando, y que con el proceso de Repensem Barcelona se están terminando de definir”.
Todos, sin embargo, coinciden en el aspecto más humano del activismo: “Es ser una hormiguita más de un proyecto colectivo muy amplio”, nos dice Jordi. “Es tomar parte”, añade Víctor, o “estar involucrado con la comunidad”, según Martín. “Es hacer red”, dice Laura, “como dice la canción del Liverpool: you’ll never walk alone. Es eso, cambiar las cosas en comunidad y saber que no estás solo contra el mundo”.
El futuro de Barcelona en Comú
Ya hace una década de la victoria de Barcelona en Comú, y la vida en la ciudad ya no es la misma. Laura lo resume así: “Estamos en un momento muy distinto al de hace 10 años. La ciudad ha cambiado, y nosotros también tenemos que cambiar. Tenemos que adaptarnos a la situación actual. Por eso es muy importante hacer el Congreso”.
Según Jordi, hace falta “empoderar a las bases, los territorios, los barrios… para repartir el poder dentro de la organización”. Eva coincide y cree que BComú debe volver a ser un nexo de unión en la ciudad: “Tenemos que buscar ser como un paraguas que abarque a los partidos y movimientos progresistas de la ciudad”. Incide, además, en la necesidad de movilizar a los jóvenes para que participen activamente.
Víctor apunta que es necesario “volver a generar un discurso impugnador, volver a vincularnos con los vecinos y vecinas con un relato innovador, motivador, de esperanza”. Y Martín añade que es necesario seguir “rompiendo esquemas y atacando a los intereses más poderosos, como los lobbies de la hostelería, las inmobiliarias y todos aquellos que están destruyendo el tejido social de la ciudad”.
Pero, sin duda, lo que todos esperan para el futuro de Barcelona en Comú es que volvamos a ganar. Que volvamos a gobernar “para crear herramientas que la ciudadanía pueda utilizar para defender los intereses del bien común”, como dice Jordi, y para “seguir transformando la ciudad hacia un futuro más verde, igualitario y accesible”, como espera Anabel. En definitiva, y en palabras de Laura, “el futuro de Barcelona en Comú es volver a ilusionar”.