
Derrota
Ríos de tinta se siguen vertiendo para dar cuenta de la consolidación del actual ciclo ultraconservador y reaccionario, que ha roto los consensos del orden internacional previamente vigente y que amenaza con establecerse de forma duradera. Los enfoques con los que durante la última década hemos abordado los grandes problemas como la Economía, la Defensa, los Derechos, la Diplomacia o el rol del Estado, ya no cuentan con la aprobación de la que gozaron años atrás, para dar paso a un sentido común que ha legitimado proyectos como el de Trump, Meloni, Netanyahu, Milei y cía. El fervor belicista que impulsan las potencias occidentales e Israel se postula como uno de los aspectos más cruentos e inhumanos del que nos toca ser testigos, y que mantiene hoy día a las sociedades del mundo en vilo, ante una amenaza nuclear.
Sin embargo, aún en esta fase regresiva, ya están apareciendo en el seno de grandes ciudades proyectos de impugnación que ensayan otros futuros posibles: en Berlín, Die Linke arrasó entre los jóvenes consolidándose como primera fuerza ante el creciente avance de la ultraderecha alemana (AfD); en Nueva York, Zohran Mamdani se impuso en las primarias demócratas y apunta directo a la alcaldía el próxima 4 de noviembre con el apoyo de Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders.
Defensa
En este marco, a España se la ha denominado «la excepción ibérica» por haber conseguido, de manera contra-cíclica, un gobierno de coalición de centro-izquierda nacido de la movilización principalmente de mujeres y jóvenes, en todo el Estado, el 23J de 2023. Aún con el protagonismo de un Pedro Sánchez oportuno y pragmático, y el aporte del Grupo Plurinacional Sumar, el pulso de las movilizaciones continúa marcado por la impugnación de la derecha y la extrema derecha, con contadas excepciones sobre temas como el genocidio en Gaza o el derecho a la vivienda.
Las derechas españolas, envalentonadas por el viento a favor, enarbolan un proyecto claro: preparan una transferencia de ingresos desde los sectores más humildes, las clases medias y el Estado, hacia los principales grupos concentrados de la economía, deteriorando las condiciones de vida para las y los trabajadores, recortando derechos sociales, culturales y lingüísticos, y legitimando la violencia contra los colectivos más vulnerables.
En un primer momento, su voracidad se tradujo en un asedio sin precedentes basado en el lawfare contra el PSOE y la familia de Pedro Sánchez, lo que desnudó la hipocresía de personajes como Jaume Collboni, quien hasta hace poco tiempo fue partícipe necesario en operaciones de esta naturaleza contra Ada Colau y su equipo de gobierno, aunque ahora ponga el grito en el cielo por la guerra judicial.
Actualmente, el caso de corrupción y enriquecimiento ilícito en el seno de los altos cargos del PSOE, ha puesto en una situación de máxima fragilidad la continuidad del gobierno de coalición y vuelve a establecer el marco de «la corrupción del bipartidismo» cuyo principal beneficiario está siendo el partido de Santiago Abascal.
Actualización
Catalunya y Barcelona, han sido históricamente focos de resistencia frente a estos ciclos de la historia, así como también laboratorios para ensayar nuevas propuestas de futuro. Por eso y porque es preciso asumir con realismo este contexto, las organizaciones de izquierda, los colectivos de activistas, las entidades sociales, las asociaciones vecinales y el conjunto de las fuerzas vivas de nuestra Ciudad debemos con humildad llamarnos a una profunda reflexión en una clave que nos permita unir fuerzas.
Inaugurar una nueva transversalidad, con vocación de mayorías y elementos impugnadores que ya nos están encontrando codo a codo en las calles: radicalidad en el derecho a una vivienda y a un salario dignos, en la defensa de la Paz frente a la impunidad de las guerras, en el respeto de nuestra lengua y nuestra cultura.
Decía un líder zapatista que “caminar preguntando» es el modo con el que se aprende a luchar, a resistir y a construir. Una forma deavanzar sin imponer, explorar sin dogmas, construir colectivamente a través del diálogo y la escucha activa.
¿Pueden las luchas del presente servir como materia prima para dibujar un Frente Amplio en el futuro? ¿Qué inercias se están generando en los distritos de nuestra Ciudad?
¿Pueden los proyectos municipales tener un papel central frente a esta ola reaccionaria? ¿Qué enseñanzas nos dejan las experiencias de Berlín o NY?
En el plano estatal, ¿qué papel debe asumir la izquierda ante el fracaso del «sanchismo» como propuesta de «regeneración democrática»? ¿Qué oportunidad se abre y qué limitaciones tenemos?